miércoles, 26 de noviembre de 2014

La NO depresión postparto

Algunas amigas/conocidas/vecinas, y en el curso de preparación al parto, casi daban por hecho que sí o sí ibas a tener depresión postparto. Que no era como en las pelis, que el amor hacia tu bebé no surgía de repente, que te podían aparecer ganas de desatenderlo y salir corriendo, que te podía apetecer más estar con tus amigas que con tu bebé...

Os quiero contar como me sentí yo porque no es ni tan negro, ni blanco.

Me sentí completamente en una nube. Una nube de amor en la que el "por mi hija mato" de la Esteban se quedaba corta pero no cuando nació, si no, desde que supe que estaba embarazada. Babeaba viendo a mi marido babear. Yo creo que se ha vuelto a enamorar, y me encanta. Solamente quería ponerme bien para estar con mi muñequita y cambiarla, vestirla, cogerla...

También las lágrimas las tenía a flor de piel. Lloraba pensando en lo afortunada que soy por tener a mi niña, mi marido, mi familia y mis amigos. Lloraba cantándole bonitas canciones que también le canté o escuchamos durante el embarazo, lloraba cuando algo no salía bien (le hicieron análisis por estar amarilla, casi me vuelven a meter en quirófano porque no expulsaba bien la sangre de la cuarentena y se me hicieron coagulosos...). Y también lloré cuando mis sobrinos con toda su ilusión vinieron a conocer a su nueva prima y a traerle regalos, especialmente aquellos que habían hecho con sus propias manos.

Mi atención estaba 100% en mi baby, por eso lo describo como estar en una nube. No atendía a las visitas como yo las atendería, no eché todas las fotos que yo echaría, no hice todo lo que dije que iba a hacer (me refiero a pequeñas cosas de "mándame una foto", por ejemplo) Estaba muy olvidadiza y centrada en mi baby.

Como veis, no puedo decir que me encontrara al 100% en mi sano juicio y que no me notara nada  especial. Es un momento en el que cuerpo y mente tienen que equilibrarse porque el cambio es brutal. Pero es un cambio que he deseado taaaanto que a base de entregar todo mi amor a paciencia no me ha parecido nada fatal.

Cabe destacar que el monstruo de la inseguridad aparece cada dos por tres: que si la subida de la leche, que si introduce las pezoneras, que si le cambio ya el pañal, que si porque llora, que si le duele la barriga, que si le doy teta o me espero, que si... Constantemente hemos querido hacerlo 100% bien y por eso salen las dudas de novatillos. Pues nada, paciencia, instinto y buenos consejos de los que te rodean.

Todos mis respetos para las chicas que sí entren en una depresión pero creo que en los cursos y las amigas/conocidas/vecinas lo que deberían hacer es animar a superarlo, ayudar a aceptar que hay que pasarlo, que hay que ubicarse y que encima se está flojilla físicamente por las consecuencias del parto... pero que tener un hijo es lo más grande del mundo y las que hemos pasado lo que hemos pasado por el castigo de los tratamientos no podemos perdernos de vivir a tope ni un segundo de nuestro gran sueño. Yo lo siento así, prefiero mirarlo en positivo que aceptar que toca tener depresión. 

Amor, paciencia, desfrutar de lo bueno de la vida y de cada momento es lo que he hecho y encima rodeada de todos los míos que lo han vivido con la misma ilusión que yo. No se puede pedir más. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Trucos para la primera toma de contacto con la lactancia

La baby duerme plácidamente después de mamar y aprovecho para contaros cuatro cosillas que hice y que creo que me ayudaron mucho a que a día de hoy sigo adelante con la lactancia.

Estar concienciada. Hablé conmigo misma varias veces antes del parto para hacerme saber que después de parir (sea por el método que sea) iba a estar super cansada, dolorida, ida... Así que ya me conciencié de que tendría que asumir un sobresfuerzo para instaurar la lactancia. Es como una sensación de que se te acumula la faena. En mi caso, no estaba recuperada de la cesárea que ya tenía que abrir un nuevo frente.

Pedir y recibir ayuda profesional. Serán cientos las voluntarias (amigas, primas, tias, cuñadas...) que se ofrecen con la mejor de las intenciones a aconsejaros. Para evitarme confusiones y males de cabeza innecesarios, siempre confié en las chicas de la nurserie del hospital (que en Dexeus se encargan ellas de dar apoyo a la lactancia) y en mi doula (sí, he tenido una persona para ayudarme  con las dudas de la lactancia y los cuidados de la baby). Éstos dos apoyos me han dado seguridad y sobretodo cuando he visto que lo que me decían coincidía.

Agua, masajes y hojas de col. Con la subida de la leche los pechos se ponen muy grandes, muy duros y muy calientes. A base de darme baños en los pechos de agua caliente, masajes con aceite de oliva en circulo y apretando el pecho hacia delante para deshacer los bultitos que se hacen de las obstrucciones y poniéndome hojas de col frías en el pecho (dejarlas puestas hasta la siguiente toma) conseguí sobrevivir. Los primeros momentos, cada toma necesitaba hacerlo para aliviarme pero sin darme cuenta, fui retirando los baños de agua caliente, las hojas de col... hasta que me quedé solamente con los masajes y ahora ya tampoco necesito hacerlos.

Disponer de un sacaleches y unas pezoneras. Yo no esperaría a tenerlo cuando me doy cuenta de que lo necesito. Si vas a dar el pecho el % de que lo vas a necesitar es alto y si no lo tienes mano, el recurso más fácil es pedir un biberón y dejarlo estar.

Por último, casi no hace falta decirlo pero es tan necesaria, paciencia. Es un proceso y hay que ir superando etapas, sin darnos cuenta todo irá a mejor, irá pasando y lo conseguiremos. 

Hay una parte muy importante del éxito de la lactancia que recae en nuestro bebé. La baby fue una campeona en todo momento y se colocó super bien, poniéndome las cosas mucho más fáciles. 

Me queda pendiente formar parte del grupo de apoyo a la lactancia. Creo que será de ayuda, conoceré otras mamis, etc. etc.

Es una experiencia muy personal, a cada una se le presentaran sus propias dificultades (yo no tengo mucho pezón y con la subida de la leche desapareció del todo. Además, el poco que había se cubrió completamente de grietas y sangraba. Las pezoneras fueron claves para poder conllevarlo. A otras los bebés no les comen lo suficiente, o tienen frenillo, o no soportan el dolor... 

Mi idea es dar pecho exclusivo hasta los seis meses y luego, con el sacaleches, darle la leche que necesite para los cereales. Ésto es la idea, luego veremos como va yendo la cosa. Os lo iré explicando. 

De todas formas, pasa como con el parto, no se es mamá de primera o de segunda por dar el pecho o no darlo. Es una opción a elegir y si, sea por el motivo que sea, no se consigue dar el pecho, se sigue siendo la mejor madre del mundo. 

Sigo en una nube con éste bombón de niña que tenemos. Cada día le ves como avanza, como aprende y como nos quiere. Nos hace sentir taaan bien. Con ella sabemos lo que es el amor en estado puro.





miércoles, 12 de noviembre de 2014

La llegada de mi baby. Cesárea en Dexeus Barcelona

El gran momento llegó! Nuestra preciosa baby esta con nosotros. Pesó 3.300Kg y midió 49 cm. La experiencia ha sido fascinante y ha ido todo sobre ruedas.

Tras cinco intentos de escribir este post, parece que a lo voy a conseguir. De todas formas, no es más buena porque no se puede. Si los gases no alteran su ritmo, todo es cariñitos, cambios de pañal, teta y dormir placenteramente. Una preciosa niña de manual ;) Ya os digo que más suerte no se puede tener.

Quiero contaros muchas cosas pero en ésta ocasión me centraré en la cesárea. Busqué y rebusqué información sobre como eran las cesáreas en Dexeus y alguna cosa encontré pero no todo lo que me hubiese gustado.

A las 7.00h de la mañana ingresé en la clínica. Nos hicieron dejar 100€ en depósito para posibles gastos como los pendientes, la tele... Nos acompañaban los abuelos maternos y paternos. La sala de espera se comporte con urgencias. Se les debió hacer eterno porque hasta las 14h no nos vieron ni a mi ni a la niña. La despedida para entrar a la zona restringida fue a moco tendido, jeje. La emoción y los nervios se apoderaron del momento pero la felicidad estaba por encima de todo. 

Nos instalaron en un box y se presentó un comadrón, Roberto. Nos hizo las preguntas de rigor sobre alergias, bla, bla... y me puso la via. Al rato vinieron dos ginecólogas que fueron las que me asistieron en la cesárea. Eran super jóvenes, como la mayoría del personal de ginecología de Dexeus. Paco, un camillero simpático, me llevó en silla de ruedas al quirófano (pequeñito y no muy diferente del box. Con alguna que otra máquina más). Mi marido se quedó fuera hasta que la anestesia hizo su trabajo. Primero me pusieron un minipinchacito en la espalda para anestesiar la zona y después la epidural. No dolió nada de nada. Tan solo noté una vez como una minicorriente de lumbago pero poca cosa. Esperamos un ratito y aún sentía la barriga (me daban pellizcos y resultaban desagradables) así que por la vía me dieron otro chute. En éste momento mi lucidez se vio ya afectada porque, aunque yo creo recordarlo todo, mi marido me explica cosas que o recuerdo vagamente o directamente no las recuerdo. Me sondaron (no te enteras de nada gracias a la anestesia). Y... sacaron a mi niña!!!!! Nos la enseñaron medio segundo y de lejos. Los dos coincidimos en decir que era guapísima!!!! Rellenita, con los ojitos abiertos... Parecía que las mismas ganas que teníamos nosotros de verla, las tenía ella.  La llevaron a medio metro de nosotros para limpiarla un poquito y aspirarle las vias respiratorias. La oía llorar (era música celestial). En unos segundos nos la dieron. No la podía tocar porque en un brazo tenia la tensión y en el otro el suero (te los ponen como en cruz) pero la tenía sujetada por mi marido encima. Le veía su ojito achinado con unas pestañas preciosas. De repente mi marido se puso a llorar. Me impactó. Le cuesta mucho exteriorizar sus sentimientos pero supongo que en el momentazo de su vida se dejó llevar. 

Empecé a notar mucha presión en toda la barriga. Se me hacía pesado. Perdonad que sea explícita pero me daba la sensación de que me estaban recolocando todos los órganos. Pregunté que si quedaba mucho y me dijeron que un ratito. Por lo visto tomaron la decisión de volverme a poner anestesia y entré en un plácido sueño.

El plan era que mi marido iba a hacer el piel con piel mientras yo iba a la sala de reanimación. Se quedaron sin box, así que lo echaron fuera. Cuando menos me lo espera aparece mi baby y la dejan conmigo. Sorpresa! Bendita sorpresa! Pero iba vestida y llorando... y yo con un globo que no veas... así que ni piel con piel, ni ponérmela al pecho... Y que se me ocurrió? No paré de hablarle, piropearla y decirle cosas bonitas pero no era suficiente para calmarla. Así que utilicé el dedo pequeño como chupete (lo había visto en bebé a bordo de Divinity) fue mano de santo. Aquí considero que me fallaron. Si la hubiesen traído desnudita y alguien se hubiese prestado,  hubiésemos hecho piel con piel y la hubiese puesto al pecho. Pero bueno, salimos airosas de la situación.

Cuando subimos a la habitación allí estaba la familia esperándonos, tal y como yo quería. Necesitaba sentirme arropada.

La felicidad, el amor, el optimismo, el positivismo... los tenía y los tengo a flor de piel. Eso ha hecho que mi frase más repetida durante los días de recuperación en el hospital fuese que cada segundo que pasaba íbamos a mejor. Es un proceso que hay que pasarlo pero como tienes a la baby delante, yo solo quería estar bien para poder cogerla, darle de mamar, vestirla... 

Poco a poco fue sucediendo todo: me quitaron la vía (duele cero), me quitaron la sonda (duele cero, como quitarse un tampax), me levantaron (primero un poquito de mareo y sensación de quemazón en la cicatriz, pero el resto de veces siempre a mejor), me hicieron andar (la primera vez notaba el quemazón pero poco a poco fue a menos)... hasta que en cuatro días para casa y tres días después me quitaron las grapas que también dolió cero. 

La atención de todo el personal fue perfecta en todo momento. Nos ayudaron con la lactancia, resolvieron nuestras dudas de lo que fuese, se mostraron cariñosas con la niña y con nosotros... El único fallito lo que os he explicado de que me la trajeron a la sala de reanimación (eso muy bien) pero que ni piel con piel ni ponerla al pecho.

Tengo muuucho más que contaros. Ahora solo se trata de ir encontrando huequitos para hacerlo. 

Como podéis leer, ha ido todo perfecto. Me siento eufórica, en medio de un sueño hecho realidad. Mi princesa ya está en casa. Ahora sí que somos una familia.